¿Te atreves a sentirte como Rose y Jack? A finales de este año llegará a Madrid una muestra inmersiva sobre el Titanic de pantallas de realidad digital inmersiva.
Madrid Artes Digitales (MAD), Centro de Experiencias Inmersivas, albergará una exposición inmersiva sobre este famosísimo hundimiento a partir de otoño de 2024.
Su sede, en la Nave 16 de Matadero Madrid (plaza de Legazpi, 8), se transformará en una máquina del tiempo que trasladará a los asistentes al año 1912.
Todo ello gracias a su amplia instalación de 2.000 metros cuadrados, que cuenta con 1.200 metros cuadrados de pantallas de realidad virtual inmersiva, una sala metaverso de 300 metros cuadrados y una gran sala de realidad virtual.
Es el centro de experiencias digitales más grande de España e invita al público a interactuar con el espacio libremente.
Presentando por primera vez en la historia una exposición inmersiva que promete hacernos sentir y vivir en primera persona la experiencia en uno de los buques más emblemáticos de la historia.
Los y las asistentes a la exposición podrán explorar los espacios y la historia del gran transatlántico durante el viaje que recorrió hasta las costas de Terranova y su hundimiento la noche del 14 al 15 de abril. A través de las pantallas descubrirán los lujosos salones, las salas de máquinas, los pasadizos y recovecos del buque, además de las historias de los pasajeros que lo habitaban.
Desde su hundimiento en 1912, la tragedia del Titanic se ha convertido en un auténtico fenómeno de masas. La película homónima de James Cameron (1997), con sus míticas escenas desde la proa del barco, los cientos de documentales sobre el naufragio, las exposiciones, recreaciones y hasta expediciones en submarino para visitar sus ruinas (con resultados igualmente fatales).
«Titanic, la exposición inmersiva» pretende ir más allá de las películas o los documentales hechos hasta la fecha alrededor del Titanic.
Esta experiencia no solo se centra en el choque contra el iceberg, sino que se adentra con más profundidad en la historia: desde la construcción de la nave, un auténtico monumento de ingeniería para el momento, hasta el viaje a Nueva York, destino final del recorrido si todo hubiera ido bien.